Las Barras y Las Estrellas

Hoy es cuatro de julio, día de la independencia de los Estados Unidos.

Sentado en el balcón de casa, me puse a pensar que tipo de significado, si es que existe, tiene la fecha para la gente de este barrio. Encrustados en el medio de una de las ciudades mas anglosajonas del condado de Orange, aproximadamente 300 familias viven en el barrio de Cinnamon Tree. La mayoría tiene sus condominios apretujados, y los menos pudientes ocupan departamentos apretujados.

Me senté un rato en el balcón porque adentro me sentí, también, apretujado, aunque la casa estaba semi-vacía. Facundo había desaparecido con amigos a Los Angeles, y mis padres compartían una rutinaria actividad eclesiástica en Anaheim. La abuela dormía una siesta bonaerense importada, y Sophia se unía a los millones de jóvenes y niños (yo incluído) que dejaban pasar la vida mirando un monitor.

Lo único que se escuchaba eran los pajaros y el ventilador. Había apagado el celular para que no interrupiera el silencio de la tarde y seguía pensando en eso del cuatro de julio.

En Placentia no se notaba mucho la diferencia porque las barras y las estrellas flameaban en las avenidas todo el año. En este tipo de suburbio el patriotismo vacío y privilegiado se derrochaba facilmente. Pero la gente de Cinnamon Tree era la excepción. No había mucha identidad para esta comunidad Latina aislada, y el dia de la independencia también iba a pasar desapercibido.

Los ricos lo ignoraban por exageración y los pobres se esmeraban en ignorarlo. Ningún hecho político de hace 232 años atrás podía importar hoy, porque hacía mucho calor, el gas estaba muy caro, y mañana hay que trabajar porque sino quién paga las cuentas.

Aí se fue desapercibido el cuatro de julio.